Coyuntura económica marzo 2017
El año 2016 se ha acabado consolidando como un muy buen año para la economía española con un crecimiento anual del PIB del 3,2% (el mayor de los países europeos desarrollados), una continuación en la reducción del desempleo y una progresiva vuelta a la normalidad en los precios con valores de IPC de nuevo en números negros.
Como muestra de la buena marcha de la economía española cabe citar el FMI que, en su último informe anual, destacaba “la impresionante recuperación económica de España, la fuerte creación de empleo y la rápida disminución de los desequilibrios”.
COMENTARIOS A LOS PRINCIPALES INDICADORES:
Producción y demanda
El crecimiento del PIB del 3,2% de España ha superado ampliamente el de Alemania y Reino Unido (ambas en torno a un 2%) y el de unas débiles Francia (1,2%) e Italia (0,9%). A pesar de no haber culminado muchas de las reformas estructurales que debía realizar y de haber estado durante muchos meses bajo un gobierno en funciones, España se ha situado como el alumno aventajado de la UE y gana peso e influencia en el conjunto de economías desarrolladas.
Los grandes protagonistas de este crecimiento han sido las exportaciones y, sobretodo, la demanda interna reactivada por el crecimiento del empleo y la mejora de las expectativas de las familias que han considerado que era hora de volver a consumir en bienes duraderos (electrodomésticos, automóviles, vivienda, etc.)
Si bien las previsiones para 2017 no son tan positivas como las registradas para 2016, el crecimiento se prevé en el 2,3% (con tendencia a corregirse al alza) y volverá a situar a España en los países con mayor crecimiento de la zona euro.
Empleo
Al calor de este crecimiento la tasa de desempleo continúa disminuyendo y ya se sitúa en el 18,1% con unas expectativas del FMI de que pueda ser rebajada hasta el 15,3% en los próximos 5 años.
La creación continuada de ocupación ha originado que en muchos sectores exista mayor confianza en obtener un nuevo empleo, lo que ha supuesto una mayor movilidad y los primeros incrementos de manera generalizada en el salario real de los trabajadores desde el inicio de la crisis.
Precios
En la variación interanual del IPC entre enero de 2016 y enero de 2017 se ha registrado un incremento de precios del 3%. Se trata de un valor muy inusual en el contexto de los últimos años en que las tasas de crecimientos del IPC han sido cercanas a cero cuando no negativas.
Parece ser que, al igual que en otras economías europeas, el preocupante fantasma de la deflación va quedando atrás y se entra en la senda de crecimientos de precios en torno al 2% que desean los gestores monetarios de la UE. El último bastión de anormalidad lo constituye el Euribor a un año que continúa en tasas negativas, si bien cabe prever que también vuelva a tasas positivas al final de 2017 (0,05%).
El final de año ha hecho que los mercados bursátiles recuperen prácticamente todo el terreno perdido durante el ejercicio, de manera que, en la tasa interanual de crecimiento del IBEX entre febrero de 2016 y febrero de 2017 ya se vuelvan a obtener de nuevo rentabilidades positivas. El mercado de la vivienda, con un incremento de precios global entorno al 4% interanual para 2016 y un volumen de operaciones muy superior al de años anteriores, también apunta hacia una senda de crecimientos en los precios moderada pero firme.
Sector Público
España incumplirá de nuevo el límite de déficit público fijado al inicio del año, si bien esta vez las autoridades europeas, que comienzan a plantearse la eficacia de los rigores presupuestarios extremos, ha dado el visto bueno a las desviaciones producidas escenificado por la retirada de las sanciones que estaban previstas en caso de incumplimiento.
De hecho, tras la renovación electoral del gobierno de Rajoy y los buenos resultados de la economía española, la UE ha suavizado sus exigencias marcando un 4,6% del PIB para 2016 (lo cual parece factible a día de hoy sin datos totalmente cerrados), un 3,1% para 2017 y un 2,2% para 2018.
Si bien buena parte del ajuste a efectuar en 2017 y 2018 llegará de la mano de unos mayores ingresos vía impuestos derivados de la inercia de la recuperación económica, será necesario volver a poner sobre la mesa la adopción de nuevas reformas estructurales, cuyo coste político es elevado pero que, como muestra la evolución reciente de la economía española, son los pilares que pueden fundamentar un crecimiento sostenido y sólido.